Instructor Jose Carlos Serna

Una vida de artes marciales

Comencé mi andadura en el mundo de las artes marciales a la edad de 16 años, primero, y en esos momentos no había mucho donde elegir, en full contact. Después de mi primer contacto, descubrí un mundo nuevo y un abanico de posibilidades infinitas.

Poco a poco una cosa llevo a la otra hasta que recale en las artes marciales chinas. De la mano de grandes maestros y mejores personas fui profundizando mi conocimiento tanto de las artes marciales chinas como en la cultura china.

En el año 2003 me decidí a afrontar el reto de mi vida, irme a entrenar a China, al Templo Shaolin, mi conocimiento del idioma chino era nulo y un inglés muy básico, así que para llegar a la localización del Templo ya fue de por si una odisea. Los comienzos siempre son difíciles y eso añadido a una cultura diferente y la imposibilidad de poder comunicarse pues más. Al final te das cuenta que la falta de idioma no es una barrera y lo más importante de toda la gente que está allí, es que hay un objetivo común, y es el amor por las artes marciales chinas.

Después de tres años de estancia en el Templo, descubrí que me faltaba algo más. Esa búsqueda me llevo hasta Xian (antigua capital de China). Una ciudad que ha sabido mantener la cultura tradicional, y en donde se puede ver cómo la gente sigue practicando en los parques diferentes ramas de Wushu. Mucha gente está dispuesta a enseñarte, pero sus conocimientos sobre el wushu no suelen ser muy profundos, ya que ellos únicamente lo utilizan para mantener una buena salud.

Después de meses de búsqueda, y por medio de un contacto, conseguí entrevistarme con el que ahora es mi maestro Run Yan Nian. Desde el primer momento se nota que se trata de personas con un gran conocimiento, pero al mismo tiempo transmiten una gran humildad.
El primer año fue el más duro, no tanto por el entrenamiento en si, aunque eran cuatro horas diarias, y únicamente consistían en repetir dos movimientos San ti shi, que es el movimiento básico del estilo y Pi Chuan, el primero de los cinco movimientos básicos.

De los tres compañeros que empezamos al final solo quede yo, los otros dos se fueron de puro aburrimiento, ellos creían que el Maestro no sabía nada, pero en realidad se trataba de una prueba, el quería ver si de verdad queríamos entrenar o si solo se trataba de un entretenimiento. Después de este primer año todo fue sobre ruedas, y aunque las artes marciales tradicionales chinas se focalizan más en la calidad de los movimientos que en la cantidad.

clases de xing yi en Madrid

Después de diez años de entrenamiento con mi maestro, me decidí volver a España para enseñar lo aprendido, sigo volviendo a ver a mi maestro cada dos años para seguir practicando con el y sobre todo para mostrarle mi respeto.

En la actualidad tenemos un pequeño grupo de personas que vienen de diferentes artes marciales, pero tenemos algo en común y es el amor por la tradición y en particular por el Xingyi Quan.