Por lo que me contó mi maestro en estos años, muchos jóvenes entrenaban diferentes estilos de Kung fu, para mantenerse fuertes y poder defenderse de agresiones externas. El entrenar Kung fu estaba muy bien considerado en la sociedad. Mucho de sus compañeros de entrenamiento lo fueron dejando a lo largo de los años.

Pero mi maestro siempre fue fiel a la práctica y al respeto a su Maestro Mu Zi Jie. Durante estos años la situación económica de China era muy difícil, por lo que muchas veces los practicantes iban a entrenar después de haber comido solamente una sopa de mijo y un bollo de pan chino.

Testimonio de José Carlos Serna